Blog de relatos cortos de ficción, terror y de novela negra.
Un espejo es un objeto sólido compuesto por materia, como un estuche, un ordenador o una pared. Ese espejo te ayuda a peinarte, a verte por las mañanas, por las tardes y por las noches. Ese espejo se puede usar en muchos contextos, como un ordenador, una pared,... pero, ¿una pared puede reflejarte en ella, o un ordenador te puede mirar como te mira el reflejo de tu espejo? ¿Porqué ese espejo puede "imitar" tus movimientos, tus miradas, tus gestos? Existen muchas historias sobre los espejos como portales a otro mundo, o de reflejos que viajan al mundo real poseídos por demonios o fantasmas, matando a todos los seres queridos de las personas que rodean al "protagonista".
¿Alguna vez has leído alguna historia sobre espejos de verdad? Quizá ese reflejo sean tus miedos o tus sueños más escondidos, más profundos, más oscuros... ¿Y si pudieras devolverle la mirada a esa forma que te mira desde sus ojos oscuros? ¿Y si pudieras retar a esa visión hasta los límites más infranqueables? ¿Y si decidieras, por un día, viajar a ese rincón oscuro de tu ser y tratar de entender qué empuja a ese ser para comportarse de forma tan ruin y despreciable?
Solo hay una forma de averiguarlo: Ve y observa ese espejo. Pero cuidado, esa tarea solo es para valientes o estúpidos, aunque ambas cosas son lo mismo, ¿no?
Solo hay una cosa segura: si lo haces,la víctima de mi siguiente historia serás tú.

domingo, 24 de marzo de 2013

La fotocopiadora de la 23.


Había sido un día agotador y Matt se disponía a apagar la regleta de su ordenador cuando se acordó que aún tenía que imprimir los documentos y llevarlos a la oficina del jefe para que mañana por la mañana los tuviera de primera mano sobre su mesa, como cada semana. Levantó la cabeza por encima de su cubículo, al cual a él le gustaba llamar “mini-oficina” y vislumbró la gran sala de oficinas del edificio completamente vacía y oscura, donde la única iluminación que había era la desprendida por el pequeño flexo de su mesa que llevaba encendido desde que empezó el turno.
Lentamente se dirigió hacia la sala de la impresora, se agachó para encender la regleta del suelo y un fuerte y chirriante sonido salió de dentro de la máquina para indicar que estaba encendida. Ese sonido fue algo más fuerte de lo normal, pero ¿Cómo no se iba sentir más fuerte el sonido si no hay ni un alma en toda la oficina? - pensó. Introdujo la memoria por el puerto USB de la impresora y se dispuso a imprimir el documento en hojas de papel que al día siguiente serían “leídas” (o al menos eso pensaba él) por el imbécil, gordo e hipócrita de su jefe para, esa misma tarde, convertirse en papel reciclado. Se asomó a la amplia ventana con el sonido de 300 páginas imprimiéndose a sus espaldas y contempló la ciudad y su profunda noche. Se encontraba en la planta 23 de un edificio de más de 100 pisos y ya se impresionaba de la gran altura a la que se hallaba. Entre los grandes edificios y rascacielos que conformaban la ciudad podía oír el movimiento de algún vehículo que circulaba por el asfalto y, desde semejante altura, solo se veían los demás edificios iluminados por las farolas del suelo.
Al fijarse más en el espejo que en el entorno que mostraba el mismo, pudo percatarse de que detrás de él había una figura que se mantenía de pie, aunque tambaleante, con su mirada fija en su nuca. Rápidamente se giró para contemplar su rostro, pensando que podría tratarse del de mantenimiento o del guardia de seguridad de la empresa. Para su sorpresa, lo único que se hallaba detrás de él solo era la negrura de toda la oficina y el resplandor de la lámpara de su mesa al fondo de la estancia.
-¿Pero qué...? - Dijo mientras se frotaba los ojos. Habrá sido algún reflejo... Llevo doce horas aquí dentro y quiero salir ya... - Pensó. Al volver a girarse se percató de que el sonido de la impresora ya había parado y recogió las hojas, apagó la regleta de la impresora y la luz de la habitación y se dirigió lentamente hacia su mesita para marcar el sello de la empresa con la fecha del día en la hoja principal, requisito que el jefe le imponía siempre que hacía los informes. Una vez tenía todo preparado y en la carpeta correspondiente, Matt se dirigió hacia el despacho de su jefe, al otro lado de la gran sala, para, finalmente, depositar esa “Novela de sumas, restas y demás cuentas” (como a él le gustaba llamarlo) encima y en el centro de la amplia mesa marrón caoba que predominaba en el gran despacho. Otros días jugaba a ser el jefe cuando terminaba y le imitaba, con peor suerte, sentado encima de la alta silla negra de cuero, pero esta noche no. Esta noche ya estaba lo suficientemente cansado como para querer llegar a casa y dormir toda la noche hasta que el despertador le inundara de nuevo con su infernal pitido para que, un día más, su vida volviera a girar entorno al mismo horario, la misma comida, las mismas personas, las mismas conversaciones,las mismas peleas de sus hijos, las mismas decepciones con su mujer, las mismas conversaciones con su suegra, su madre, las mismas …
¿Pero qué...? - Pensó al escuchar un ruido estridente desde el otro lado de la puerta. Al salir por la puerta oyó el ruido más distante y menos estridente. Sonaba como una máquina que acababa su tarea y volvía a empezar de nuevo. Al alzar un poco la vista observó que de la sala de la fotocopiadora salía la típica luz blanca del escáner. Atravesó corriendo el espacio que le restaba hasta la sala y apagó la regleta de la máquina. Juraría que ya la había apagado... además, no había más funciones en la cola … Qué raro... - pensó – Seguro que ya se ha estropeado otra vez. Agarró las hojas que habían salido de la fotocopiadora para comprobar que no se había escapado tinta en ninguna de ellas y que eran reutilizables. Estupendo, “tropecientas” hojas... adiós a llegar relativamente pront... A medida que iba pasando las hojas entre sus manos, podía observar como un punto negro en el centro de ellas se iba haciendo cada vez más grande hasta ir dejando rastros de que había fotocopiado algún tipo de líquido. A medida que seguía pasando las hojas, vio partes de una cara deformada que, lentamente, fotocopia a fotocopia, se iba recomponiendo hasta dejar visible su propio rostro con una mueca de terror sobrenatural.
¿Qué se supone que es... - Cuando se iba a girar para deshacerse de las hojas en la trituradora, la figura que había vislumbrado minutos antes se encontraba justo en frente de él. Lo único que le dio tiempo a reconocer fue su pelo negro, su diabólica sonrisa y su camisa blanca por fuera del pantalón negro típico de oficina. Al momento agarró del cuello a Matt y lo empujó contra el cristal, el cual se resquebrajó por el impacto, pero no llegó a romper.
-¡Para! ¿Quién er... - Fue lo único que le dio tiempo a pronunciar por sus labios antes de que la figura volviera a zarandearlo por encima de su cabeza y empotrara su rostro frente la fotocopiadora.

-¡Matt! ¡Matt! Despierta hijo – dije su jefe desde el otro lado de la realidad. - He leído el informe que pusiste sobre mi mesa anoche – Matt abrió los ojos y no entendía que había ocurrido. Se encontraba frente su ordenador, sobre su mesa y... ¡Se había quedado dormido! El jefe se percató de su estado de somnolencia y cambió el tono por uno algo más suave- ¿Estás bien? Como iba diciendo, he leído su informe y es perfecto. Puede irse a casa descansar.
-Gra...Gracias – Fue lo único que alcanzó a decir. Se dirigió al baño para “acicalarse” un poco y despejarse la mente. Se agachó contra el lavabo y se mojó la cara. Seguro que fue un sueño... - Pensó – Nada más fuera de lo normal que eso. Se volvió a lavar la cara y levanto su rostro frente al espejo y abrió los ojos de forma desorbitada. ¡No tenía reflejo! Pero cóm... De repente, del otro lado del espejo apareció la figura que le había atacado y cada vez entendió menos cuando se halló en frente de sí mismo en el espejo. Notaba algo raro, no sabía el qué... claro, él no estaba sonriendo, mientras que su reflejo mantenía una amplia sonrisa diabólica de oreja a oreja. Como un rayo, su reflejo alzó las manos, atravesó el cristal y le cercioró el cuello para pegar su rostro frente al espejo y mantener con él la mirada.
Mata!...¡Mata!... - repitió una y otra vez su reflejo. Él cerró los ojos ante aquella bestial situación y, al abrirlos, ya no había nada. No había reflejo, no había manos agarrando su cuello,... había algo raro. Matt salió del baño y vislumbró a sus compañeros de oficina. Su jefe estaba hablando cerca del baño con una empleada y posó su vista en él con una amplia sonrisa fraternal.
-¡Hasta mañana Matt!- Le comunicó el jefe con una mano levantada a modo de saludo. De pronto sintió algo. No sabía qué era. Solo sabía una cosa: Nadie de aquí verá ese mañana. Se dijo mientras andaba encarado, con una sonrisa diabólica, a su jefe.

2 comentarios:

  1. ¿Y quién es tu musa? Buena entrada, espero el segundo episodio :)ho voglia di te.

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  2. Mi musa es la única persona que ha confiado y confía en mí para seguir con este y con todos mis proyectos. Esa persona no puede ser otra que aquella a la que más amo, aquella que me dió calor cuando lo necesitaba, aquella que me dió un techo... Aquella por la que daría hasta mi última gota de sangre.
    Este blog no va por capítulos. Subo historias independientes. Algún día escribiré una historia por capítulos, pero cuando tenga más rodaje. Aún estoy en otros proyectos.
    HO VOGLIA DI TE :)

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